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La generación de Proteo (1977)
La generación de Proteo (1977), el miedo a las máquinas, y en especial a las computadoras
ACTUALIDAD CINEMATOGRÁFICA (LUIS ESPINAL)
Diario Presencia (La Paz, domingo 13 de Agosto de 1978)
LA GENERACION DE PROTEO (DEMON SEED) de Donald Cammel plantea, una vez más, el miedo a las máquinas, y en especial a las computadoras.
Un super cerebro electrónico se independiza de sus creadores. Quiere tener un hijo, e insemina a una mujer. A gran velocidad nace un feto que pasa a una incubadora, para allí completar su formación transmitiéndole la ciencia de una computadora: Es una niña, pero con unos ojos que tienen el brillo de Proteo.
Este film en que la computadora se vuelve un dictador totalitario tiene reminiscencias de 2001: ODISEA DEL ESPACIO; por ejemplo, las secuencias del viaje fantástico, realizado con imágenes computarizadas.
Como otras narraciones de ciencia ficción, se dá con facilidad un salto cualitativo; de ser programado a decidir por propia iniciativa y auto programarse; este salto a la libertad es el más ficticio. Por otra parte, puede tratarse solamente de una situación simbólica, como fácilmente acaece en la ciencia ficción que suele ser solamente una parábola y una acción metafórica: en este caso sería, el peligro de que el hombre se deje dominar por sus propias creaciones.
LA GENERACION DE PROTEO tiene sus oscuridades y sus puntos débiles: ¿Por qué Proteo IV investiga una determinada zona del universo? Sus ideas sobre la muerte y la inmortalidad no pasan de ser convencionales: podría decir algo mejor ya que ha leído y memorizado toda la ciencia humana, asemejándose en esto al emperador chino que hizo quemar todos los libros.
Otra zona precaria es la de la acción: aquí la visualización es insuficiente y sumaria: faltan más máquinas herramientas para que el cerebro electrónico pueda actuar. La incubadora, por ejemplo, es primitiva y casi abstracta; aquí se nota más la ficción que la ciencia. En cambio, es acertada la figura geométrica que se expande o se vuelve a replegar sobre sí misma, como un símbolo del poder de Proteo.
El tema eros-genética, era el escollo máximo en el argumento del film, ya que fácilmente se podía convertir en grotesco. Pero se ha obviado por medio de unas enormes reticencias y escenas de sugerencia. Aquí se nota el influjo de EL BEBE DE ROSEMARY: lo que amenaza al hombre ya no es lo demoníaco sino la máquina.
El final feliz supone el estallido de la máquina y el nacimiento de una especie de superhombre; la máquina se convierte en la crisálida de una nueva humanidad. El tema puede tener bastante de idealismo; ya que el peligro no es la máquina en sí, sino el uso que el hombre hace de la máquina: ya que la máquina es solamente un instrumento al servicio del hombre.
La interpretación de Julie Chiistie resulta débil, en algunos momentos, tal vez porque ha de interpretar una situación exorbitante; por otra parte es difícil actuar, cuando tu interlocutor es una computadora. Donald Cammel, en este su primer largometraje, muestra una excelente madurez y tino. Este film de horror tiene la capacidad de presentamos la cotidianidad y familiaridad con las máquinas caseras.
Las imágenes son cuidadas y, a veces, cobran una fuerte validez simbólica; por ejemplo, el contacto estrecho que se nota entre el metal y la carne (como dos polos opuestos y la base del problema); así sucede, tanto en el abrazo aprisionador de los instrumentos de Proteo que sojuzgan a la mujer, como en la neonata envuelta aún en su caparazón de placas metálicas.
Trailer de «La generación de Proteo»
En Bolivia, la película se estrenó en agosto de 1978.